martes, 19 de abril de 2011

Meteorología

Cuando salimos a la montaña o realizamos alguna actividad fuera de las ciudades, nos encontramos en plena naturaleza y por consiguiente expuestos a las condiciones meteorológicas, sin la protección que nos proporcionan las cuatro paredes de una casa o un refugio. Como recomendación general, deberemos planificar nuestras salidas consultando previamente la previsión meteorológica. Actualmente gracias a Internet y las nuevas tecnologías, el acceso a esta información es bastante fácil. Incluso podremos consultar esta información mientras realizamos nuestra actividad. Pero a menudo, en montaña, las condiciones meteorológicas pueden cambiar súbitamente o con más celeridad que la indicada por las previsiones y nunca esta demás tener algún conocimiento extra. Tener la capacidad de reconocer en el cielo las nubes que nos vamos encontrando y saber interpretar lo que sucederá en las próximas horas o minutos en cuestión de precipitaciones, puede ser vital para no meternos en problemas.

Para ello repasemos algunos de los conceptos de uso común en meteorología.

¿Que es una nube?
Una nube es un fenómeno que tiene lugar en la atmósfera o en la superficie del globo, que consiste en una masa visible formada por cristales de nieve o gotas de agua microscópicas suspendidas en la atmósfera. Las nubes dispersan toda la luz visible, y por eso se ven blancas. Sin embargo, a veces son demasiado gruesas o densas como para que la luz las atraviese, y entonces se ven grises o incluso negras. Las nubes son gotas de agua sobre polvo atmosférico. Luego dependiendo de unos factores las gotas pueden convertirse en lluvia, granizo o nieve.

¿Como se forman las nubes?
Como todos sabemos, las nubes se forman a partir de la evaporación del agua de mar y de la tierra húmeda. Estas masas de aire cálido y húmedo tienden a elevarse cuando se topan con otra masa de aire frío y seco. Al elevarse las masas de aire caliente, se expanden y disminuyen también su temperatura. Esto causa que el agua que contienen estas masas de aire se condense formando las nubes. Cuando la masa de aire cálido y húmedo es forzada a subir muy alto, se enfría de tal manera que se forman nubes de cristales de hielo, llamadas cirrus, cirrostratus o cirrocumulus. A menor altitud se forman las nubes de gotas de agua, como son los altostratus, altocumulus que generalmente acompañan a los frentes cálidos, al igual que los stratus de menor altitud. Los cumulus, en cambio, acompañan a los frentes fríos. Estas nubes tienden a crecer de forma vertical hasta llegar a formar masas de altura conocidas como cumulonimbus. Estas nubes de tormenta esconden en su interior un sistema de torbellinos, ascendentes en el interior y descendentes en el exterior. Si se dan las condiciones adecuadas estos torbellinos pueden llegar hasta el suelo en forma de tornados. La electricidad estática generada por el movimiento de estos torbellinos dentro de estas nubes es una posible causa de las tormentas eléctricas, especialmente peligrosas en la montaña.

¿Podemos clasificar las nubes para poder reconocerlas?
Por supuesto, se clasifican según un sistema internacional creado a comienzos del siglo XIX por Luke Howard, que las dividió en cuatro grandes categorias:

Cirros, que son penachos elevados y en forma de escobilla, compuestos por cristales de hielo.
Estratos, extensas capas nubosas que traen, con frecuencia, lluvia continua.
Nimbos, nubes capaces de formar precipitaciones.
Cúmulos, nubes hinchadas de base plana que cruzan en cielo de verano.
Nuestro sistema moderno de clasificación de nubes incluye muchas combinaciones y subdivisiones de estas cuatro categorías básicas, que tienen asociadas características concretas en cada tipo. Ver. Ademas podemos clasificarlas según su altitud, en altas, medias y bajas. Las altas están situadas entre los 5 y los 13 km de altura, las medias las encontramos entre los 2 y los 7 km y las bajas las vemos entre el nivel del suelo y los 2 km.

Ahora que ya hemos recordado, que son, como se forman y que tipos principales podemos reconocer, es momento de llegar a las conclusiones.
Podemos resumir que:
Los Cirros, son nubes blancas, transparentes y sin sombras internas, que presentan un aspecto de filamentos largos y delgados. Estos filamentos pueden presentar una distribución regular en forma de líneas paralelas, ya sean rectas o sinuosas. Ocasionalmente los filamentos tienen una forma embrollada. La apariencia general es como si el cielo hubiera sido cubierto a brochazos. Cuando los cirros invaden el cielo puede estimarse que en las próximas 24 h. habrá un cambio brusco del tiempo; con descenso de la temperatura.

Los Estratos, tienen la apariencia de un banco de neblina grisáceo sin que se pueda observar una estructura definida o regular. Presentan manchones de diferente grado de opacidad y variaciones de la coloración gris. Durante el otoño e invierno los Estratos pueden permanecer en el cielo durante todo el día dando un aspecto triste al cielo. Durante la primavera y principios del verano aparecen durante la madrugada dispersándose durante el día, lo que indica buen tiempo.

Los Nimbos, tienen el aspecto de una capa regular de color gris oscuro con diversos grados de opacidad. Con cierta frecuencia es posible observar un aspecto ligeramente estriado que corresponde a diversos grados de opacidad y variaciones del color gris. Son nubes típicas de lluvia de primavera y verano y de nieve durante el invierno.

Los Cúmulos, presentan un gran tamaño con un aspecto masivo y de sombras muy marcadas cuando se encuentran entre el Sol y el observador, es decir, son nubes grises. Presentan una base horizontal y en la parte superior protuberancias verticales de gran tamaño que se deforman continuamente, presentando un aspecto semejante a una coliflor de gran tamaño. Los Cúmulos corresponden al buen tiempo cuando hay poca humedad ambiental y poco movimiento vertical del aire. En el caso de existir una alta humedad y fuertes corrientes ascendentes, los Cúmulos pueden adquirir un gran tamaño llegando a originar tormentas y aguaceros intensos.

Disfrutemos de nuestras salidas y pongamos en práctica lo que hemos leído, tratando de identificar las nubes que nos acompañan en cada ruta y adelantando el tiempo, en la medida de nuestras posibilidades.

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