jueves, 19 de mayo de 2011

La niebla

Sea uno senderista o montañero, uno de los "accidentes" meteorológicos al que con gran probabilidad, nos hemos tenido que enfrentar alguna vez o si no, lo haremos tarde o temprano, es la niebla. Este fenómeno es temido y muy mal compañero en la montaña o en el campo. Al hacer una salida fuera de la gran ciudad, lo frecuente será que tomemos precauciones para realizar nuestra actividad sin correr riegos innecesarios. Pero si, por las circunstancias que sean, aparece la niebla, deberemos extremar esas precauciones para evitar una buena cantidad de riegos.

La niebla no es más que aire saturado de vapor de agua. Éste comienza a condensarse cuando alcanza lo que los meteorólogos denominan el punto de rocío. El tamaño de las gotas que se forman es tan diminuto, que con facilidad se formará una nube a ras de suelo. Este fenómeno es bastante frecuente en montaña. Y podemos decir que independientemente del tipo de niebla que sea, su presencia constituye un gran inconveniente.

El mayor peligro que implica la niebla es la pérdida de nuestro campo de visión. Esta perdida de campo de visión nos hará perder las referencias visuales de la topografía que conocemos o identificamos en los mapas. Tampoco podremos ver la roca, árbol, o cualquier otro objeto que tenemos almacenado en la memoria, desde el cual podemos situar el inicio de otra senda o camino y que solemos utilizar para orientarnos. En situaciones como esta, nada colabora con nosotros a la hora de orientarnos, es fácil perderse y extremadamente sencillo despistarse. Entonces es cuando uno debe mantenerse centrado para evaluar la situación y con la cabeza fría para poder tomar decisiones, cuanto mas, si por una de esas hemos salido con mas gente y encima somos los que guiamos al grupo. La presión por no equivocarnos es importante, nadie quiere extraviar a su grupo. No obstante la posibilidad de que esto ocurra esta presente.

Así que es importante tener muy en cuenta, tener grabado a fuego en la memoria, que:
  • Si estamos en un sendero o camino, no nos debemos salir de él bajo ningún concepto. 
  • Si algún individuo tiene que separarse del grupo, nunca lo haga demasiado, a ser posible dentro del alcance de visión, si no las posibilidades de quedar aislado son importantes. Y por supuesto esperar a que regrese al grupo, no hacer caso de la típica frase, "tirar que ahora os cojo". 
  • Hay que recordar que con la niebla se ve afectado no solo la vista si no también el oído, que es tan útil como la vista para situar los objetos que nos rodean, los sonidos se amortiguan y es mas difícil localizar de que lugar nos llegan. 
  • Si por las características de la ruta que estamos recorriendo, no nos desplazamos guiados por sendas o caminos, las posibilidades de extravío aumentan considerablemente. Es mejor esperar a que la niebla desaparezca. 
  • Si esta no tiene pinta de desaparecer, y no tenemos perfectamente claro por donde continuar, es mejor no hacerlo y regresar volviendo sobre nuestros pasos. La montaña no se va a mover de sitio y siempre una retirada a tiempo es una victoria. 
  • Si esto es imposible y como decimos no podemos esperar a que la niebla se diluya o desaparezca, lo recomendable será seguir el curso de un arroyo hacia el valle que nos permita perder altura y por lo tanto salir del banco de niebla o incluso llegar a una población. 
  • Si esta niebla nos sorprende con el terreno nevado, perderse no es una posibilidad es, en un 99% de los casos, perderse seguro. En esta circunstancia todo lo que nos rodea es blanco, es como estar rodeado de la nada. Ni que decir tiene que si con niebla los sonidos se amortiguan, con niebla y nieve si guardamos silencio, realmente podremos experimentar el vacío mas absoluto. Solo roto por el movimiento del aire. 
  • Si no somos los guías experimentados de la excursión, debemos pensar en que la persona que nos hace guía, aun no siendo profesional, ha preparado la salida y con probabilidad es el que mejor conoce la zona, este deberá tomar decisiones que no serán del agrado de todo el mundo, pero deberemos, entender y respetar sus decisiones tomadas por el bien de la mayoría. Suya es la responsabilidad del grupo y nadie quiere tener un percance teniendo personas a cargo.


Es importante recordar las recomendaciones generales de seguridad en montaña y sobre todo planear las rutas a conciencia. No vale solo con leer por donde vamos a ir o mirar el mapa en casa. Si no conocemos la zona es importante llevar la información necesaria con nosotros, para poder hacer frente a cualquier eventualidad, como es el caso de la niebla. Tener claros los lugares en donde poder refugiarnos, las vías de escape si las necesitamos y los peligros que nos podemos encontrar en cada caso. Y lo que creo que es de una importancia máxima. Estudiar siempre las condiciones meteorológicas con la antelación suficiente como para no llevarnos sorpresas.

Afortunadamente hoy en día todos disponemos de la posibilidad de comunicarnos prácticamente desde cualquier rincón del mundo. Así que, si nos vemos en aprietos, siempre queda la posibilidad de llamar al servicio de rescate, llamar al 112. Eso si, evaluando siempre la situación y no movilizando unos recursos que son limitados y con un coste elevado.
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