miércoles, 4 de mayo de 2011

Pico de Lanchamala

El pico Lanchamala es el punto mas alto de la Sierra del Valle, prolongación oriental de la Sierra de Gredos con gargantas de aguas muy limpias y lugares increíbles donde alternan los prados y las huertas con vegetación frondosa de robles, fresnos, nogales y castaños.


Tipo de marcha: Circular
Distancia: 21 Km
Desnivel acumulado: 1250 m. de subida + 1250 m. de bajada


La niebla cubre la cumbre
Esta ocasión el objetivo era ascender al único pico de la Sierra del Valle que sobre pasa los dos mil metros, el Pico de Lanchamala. Consultando previamente en Internet, vimos que muchas de las rutas partían de la localidad de Piedralaves, nosotros decidimos ascender desde Navaluenga por la cara norte de la sierra. Además quisimos realizar una ruta que dejara lo antes posible los innumerables caminos que rodean el lugar y ascender en la medida de nuestras posibilidades por sendas o incluso campo a través. Así que partimos de la plaza del pueblo de Navaluenga a eso de las diez de la mañana en dirección al puente que data del siglo XVI, de trazas renacentistas que rememora la vieja escuela romanay que cruza el río Alberche. Nada mas cruzar el puente, debemos continuar por la calle que sale frente al puente. 
Cruzando el puente
Esa calle se convertirá, llegado al final, en un camino que pasa delante de una enorme casa rural que esta prácticamente construida sobre una roca. Este camino hay que seguirlo hasta llegar al Cerro de la Bujera, que es así como esta nombrado el los mapas del IGN, en él estaremos en eso de quince minutos desde la plaza del pueblo. En este punto vemos con claridad hacia nuestra derecha, la larga loma que debemos ascender camino del Risco del Cuervo. Este inicio de subida es un poco duro pues ganamos trescientos metros de altura rapidamente, pero se relaja en cuanto cogemos la cuerda de la loma. Nosotros tardamos unos cuarenta minutos en coger el llano de la cuerda. Una vez en la cuerda continuaremos por ella con la vista puesta en la pirámide que vemos en el horizonte, el Cerro del Chamuzo con sus modestos 1.568 msnm. Llegar a ella no nos costara mucho físicamente, y en tan solo veinte minutos de caminata y sin mucha dificultad ascendemos Cerro del Chamuzo. Hemos elegido un día en el que nos encontramos las cumbres cubiertas por la niebla, pero tenemos la esperanza de que esta se disipe a medida que vaya levantando el día. Por el momento no vemos nada por encima de los 1.600 metros.
Mi compa, Hugo
Una vez superado este pequeño pico, continuamos hasta llegar al collado que hay antes de comenzar con el ascenso de los últimos quinientos metros que nos separan de la cumbre del Pico de Lanchamala. En el collado hacemos una pequeña pausa para comer algo y coger fuerzas para remontar esos metros que nos faltan. Es la una del medio día, llevamos tres horas de marcha y las nubes no levantan, parece que no nos va a quedar mas remedio que meternos en la boca del lobo. Después de hacer esa pausa para tomar algo, nos ponemos en marcha con la firme decisión de hacer cumbre como sea, con niebla o sin ella. Así que nos ponemos en marcha subiendo en dirección a la cumbre que apenas si hemos vislumbrado, en un pequeño claro entre las nubes. Los primeros metros son duros, pasando entre retamas y mojando la ropa con los goterones que han recogido las plantas con el movimiento de las nubes. Pero poco a poco vamos ganando altura y los metros hasta la cumbre se van reduciendo. En nuestra mente da vueltas la idea de no poder disfrutar de las preciosas vistas, una lastima. La niebla definitivamente no levantará, las nubes están como prendidas de la montaña y el aire no las mueve. Los últimos metros son de rocas del tamaño de un seiscientos, así que nos toca trepar entre ellas con pies y manos.
Este soy yo, jeje!!
A las dos y veinte estamos pisando la cumbre, por lo menos eso dice el GPS, por que no vemos mas allá de los cinco metros, sabemos que el vértice geodésico está en uno de los picos de los que consta la cumbre pero no lo vemos. Solo vemos que el aparatito nos dice que estamos a 2.002 metros, por lo tanto no hay mas que subir, intentamos localizar el vértice que esta situado, por lo menos eso dice el mapa, a 1.994 msnm. Pero no hay manera, no conocemos la cumbre y nos da un poco de respeto la niebla, no nos apetece desorientarnos, cosa bastante fácil y dar vueltas en redondo para acabar perdiendo el camino de regreso. Así que renunciamos a la idea original de hacer parte de la cuerda hasta el Puerto de Piedralaves y decidimos bajar lo mas rápido posible. Ya no tiene sentido pasar mas tiempo allí arriba, hace un poco de fresco y vamos con la ropa un poco justa, por lo menos yo. Miramos un poco el mapa y ponemos rumbo hacia la garganta que hemos ido viendo durante la primera parte de la subida, para bajar por ella directamente. Será rápido seguro, pero también tendremos que tener cuidado con los resbalones pues está todo completamente empapado con la niebla. Son las tres menos cuarto y ya vamos a toda maquina garganta abajo. En mucho sitios las retamas casi nos impiden el paso, pero las atravesamos a base de fuerza, tratando de no llevarnos demasiados golpes. Mas o menos en la cota de los 1.700 metros nos encontramos con unas inmensas placas de granito totalmente planas, el agua resbala por ellas a modo de cascada, imposible de pasar sobre ellas.
Son resbaladizas o tope, y un resbalón aquí nos mandaría unas buenas decenas de metros mas abajo dando tumbos. Tratamos de rodearlas, y nos toca atravesar enormes matas de brezo, bastante mas duras sus ramas, que las de las retamas. Aquí si que nos llevamos algún golpe que otro, todo resbala muchísimo. Logramos al fin pasar esta zona complicada y ya en la parte de abajo, disfrutamos de las cascadas que se van formando de toda el agua que cae. El valle ya se ve mas cercano y aunque todavia nos queda un buen rato, por lo menos nos hemos quitado de lo dificil, ahora solo andar valle abajo. En una hora y cuarto estamos ya pateando  una pista forestal que nos bajará hasta el pueblo. La pista ya no tiene perdida ninguna, asi que nos relajamos y vamos comiendo algo mientras charlamos sobre el palizón que llevamos encima, la bajada por la garganta nos ha dado cañita de la buena, 700 metros en hora y media con un poco de lluvia incluido.
A las cinco y cuarto estabamos ya en el pueblo con los pies descansando en las frias aguas del Alberche. Lastima que las nubes no nos dejaran disfrutar como hubieramos querido del día pero que le vamos a hacer, es lo que tiene la primavera. Otra vez será. Yo pienso repetir.





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