Como habéis leído hasta ahora, esta es una de las rutas mas exigentes que se pueden realizar en nuestro país. Técnicamente poco exigente pero dura por el gran desnivel a superar. Ya habéis visto ademas los tiempos que se marcan los mas avezados. Nosotros no somos tan competitivos. Cuando digo nosotros me refiero como no, al excelente equipo con el que realice esta tremenda ascensión. Carlos, polifacético y el mas veterano, Evaristo, nuestra liebre y segundo veterano, Paco, nuevo en esto pero gran entusiasta, David, compañero de muchas batallas, y por último el que relata, yo mismo yo. Un grupo que funcionó a la perfección y que gozó de grandes dosis de armonía que hicieron que la "aventura" fuera a las mil maravillas.
Además puedo decir que tuvimos la suerte de que todo fuera sin contratiempos, ni accidentes, ni lesiones de importancia. Decía antes que no somos de los que vamos contra el crono. A mi particularmente me da lo mismo si alguien sube a toda pastilla o no. Para mi y creo que hablo por todos, lo importante era subir y bajar disfrutando de cada rincón, de cada cruce, de cada error de orientación que los hubo, de cada paisaje, del compañerismo, de parar a cada revuelta sorprendidos por cualquier cosa.. En fin de hacer camino al andar como decía Machado. Pero también debo decir que si alguien se plantea subir en un solo día, es posible. Siempre y cuando no haga como nosotros. Transportar a lomos mochilas de unos veinte kilos. Alguno nos puede llamar exagerados, pero no lo era. Se ajusta a la realidad. Nuestro planteamiento ya desde Madrid fue siempre hacer la cumbre en dos días. Previsto estaba la pernocta en el "Refugio" de Altavista. Entrecomillo lo de refugio, por que es de los peores y mas caros que he visto hasta la fecha. Quien haya estado sabe a lo que me refiero y para los que no, decirles que las instalaciones son buenas pero por el precio que te cobran, en la mayor parte de los refugios peninsulares te dan al menos de cenar o comer. Aquí es del todo imposible. La gestión la lleva una empresa privada, y se nota, el negocio es el negocio. Aquí no se plantean el servicio al montañero, y tratan a todo el mundo como un turista mas.
Afortunadamente hay cocina y puedes preparar lo que quieras, siempre y cuando lo hayas porteado tu mismo, como fue nuestro caso. Como ya he comentado nuestro planteamiento era subir en dos días, para ello porteábamos unos cinco litros de agua cada uno mas la comida, la cena y el desayuno de dos días. Ir sumando kilos... Evidentemente la fecha elegida no era la mas propicia para el ascenso, en la isla nos comentaron que la mayor parte de la gente que se acerca hasta Tenerife para ascender el Teide, lo hace en primavera en los meses de mayo o junio. Nosotros no encontramos otro hueco que el mes de noviembre. Las lluvias hacen acto de presencia y las temperaturas a partir de los dos mil metros ya son relativamente bajas. Rondamos prácticamente durante los dos días los diez grados y rodeados de niebla-nubes al ascender desde la playa del Socorro, situada al norte de la isla, hasta la cota de los dos mil metros. El ascenso se realiza poco mas o menos por el Valle de la Orotava por la cordal de la Ladera de Tigaiga, que es lo mas parecido al norte de la península. Muchísima vegetación, humedad ambiental y como no, charcos y barro hasta cansar. Así que ya podréis imaginar que llevábamos ropa para dar y tomar. Cambio para todos y cada uno de los días que íbamos a pasar en la isla y ropa de abrigo suficiente como para asegurarnos no morir congelados en la cumbre. Las previsiones y las estadísticas nos daban mucho frío en la cumbre. La realidad no fue diferente a estas previsiones, cinco grados bajo cero a las siete de la mañana y una sensación térmica de unos quince bajo cero, quitar los guantes para hacer fotos se convertía en una osadía.
Pero voy a comenzar a relatar el viaje intentando no dejar en el tintero nada o casi nada. Ahora viene la chapa gorda, solo para los mas atrevidos, los mas "fans", jeje.
Día Uno
El viaje comienza a las cuatro y media de la madrugada, quedamos todos en Móstoles para coger un taxi e ir los cuatro que íbamos desde allí, hasta el aeropuerto de Madrid-Barajas. El vuelo salía a las siete y media y ya sabéis todos como es lo del aeropuerto, había que facturar mochilas... Allí nos reunimos con Carlos.
Esta calle, se convierte en una especie de carretera que sigue ascendiendo camino del Mirador de la Corona situado a setecientos ochenta y dos metros. A nosotros nos llevo una hora y media alcanzar este mirador desde Tigaiga. Ya se nos echaba la noche, y pensábamos en donde dormir con la noche de perros que prometía, con la lluvia dichosa. Afortunadamente nos encontramos con gente del lugar que nos indicó que siguiéramos adelante hasta llegar a Fuente de Pedro, que allí podríamos encontrar un pequeño llano donde dormir y la última y casi única fuente de todo el camino. Y allí llegamos como una hora después, ya metida la noche. Preparamos el campamento con una gran lona que yo llevaba y pedimos a los dioses que no lloviera. Para mi era pronto para meterme en el saco y decidí dar un pequeño paseo, para bajar la cena, jeje. Lo justo hasta acercarme a un recodo del camino desde donde se veía todo el Valle de la Orotava iluminado por las luces del alumbrado público. Un espectáculo el valle esta inundado de pequeñas propiedades con sus casas que hacen que el valle entero sea como un grandísimo pueblo. Después de disfrutar de las vistas y de ver que el cielo se despejaba, llego el momento de abandonarnos al sueño y dar por concluido el día uno.
El día comenzó tarde, cinco tíos durmiendo en medio del campo y ninguno se despierta pronto. Todos durmiendo como lechones hasta las nueve!! Una pasada. Luego lo pagaríamos a lo largo del día, como veréis. El día amaneció medio nublado, el norte de la isla es así. Las nubes llegarían a envolvernos por completo a lo largo del día. Recogimos apresuradamente nuestro campamento y nos pusimos en marcha a eso de las diez. Este era el día fuerte de todos los que pasaríamos en la isla. Nuestro objetivo para el día era alcanzar el "Refugio" de Altavista, a 3.270 mts. de altitud. Por delante aún mas de dos mil y pico metros de desnivel y como ya comenté antes, con el horario un poco justo. El ritmo de progresión con la mochilas era lento, mucho en algunos tramos, los mas empinados, comenzar en frío subiendo a todo meter y buscando en todo momento la ruta buena con el GPS nos hacía perder un tiempo valioso. Por lo menos eso me parecía a mi, el mas agorero de todos, :-)
Me preocupaba llegar "tarde" al refugio, en principio debíamos estar antes de las nueve y el retraso de la mañana por dormir tanto me preocupaba. Los compis me decían que exageraba que no era para tanto, pero yo al echar mis cálculos no era tan optimista. En poco mas de una hora alcanzábamos el Mirador del Asomadero en la cota de los 1.100 mts. Seguíamos subiendo metros y la pendiente no daba tregua. Las nubes terminaron por rodearnos, nos metimos de lleno en las nieblas que se agarran a las laderas norte del Teide. El paisaje fue cambiando poco a poco y casi sin darnos cuenta estábamos rodeados de pinos retoñando desde el tronco, suponemos que después de algún incendio, y con un aspecto un poco fantasmal...
Poco a poco nos acercábamos al limite del parque nacional. Alcanzamos este punto sobre la una y media. La altura ya por los dos mil cincuenta metros. Desde allí el uso del GPS se hace innecesario. En el parque están perfectamente indicados los senderos y es prácticamente imposible extraviarse. A la misma entrada del parque varios carteles nos informan del lugar en donde nos encontramos y de la ruta que debemos seguir para llegar hasta Montaña Blanca, antesala de la subida hasta la cumbre del Teide y del refugio de Altavista.
Pero todavía nos quedaba algo de cuesta, los pocos metros que nos separaban de la Capilla de Cruz de Fregel situada a casi a 2.100 mts. junto a La Fortaleza, en la fotos veréis por que se llama así el paraje. Desde aquí podemos y disfrutar de los 1.618 mts. que quedan hasta el techo de España. El cono volcánico del Teide se eleva sobre el terreno circundante como una gran mole. Se ve impresionante desde aquí. Son mas o menos las dos de la tarde y decidimos que lo mejor es parar en este punto a comer para coger con ganas lo que nos queda hasta el refugio. Ha salido el sol y aunque hace algo de frío, se esta bien. Aprovechamos los muros de la capilla para resguardarnos del viento y comer. Todos estamos contentos, ver el Teide nos ha puesto de buen humor. Aunque ya llevamos unas cuantas horas y se notaba en nuestras espaldas y en nuestras piernas el peso de las mochilas. Pero hay muchas ganas de alcanzar el refugio y sobre las tres de la tarde reanudamos la marcha.
A partir de ahora el camino nos da tregua, jeje pero los abuelos no!! Aprovechando el Llano de las Brujas, los veteranos impusieron un ritmo frenético Difícil de seguir, pero ahí íbamos todos a tren por un sendero que nos hacia ir en fila india, con ellos como locomotoras y nosotros a remolque. Menudos maquinas!!!
En una hora y media lográbamos atravesar todo el llano y nos situábamos a los pies de la Montaña Blanca a unos 2.400 mts., nuestro destino cada vez mas cerca. La hora ya se notaba, eran las cuatro y media y el sol comenzaba a reclinar, a hacer las sombras mas largas. El Teide ya la proyectaba sobre nosotros y la temperatura bajaba en picado.
Los metros a los que nos tendríamos que enfrentar a partir de ahora si que nos iban a costar. El cansancio era ya importante, se hacía notar bastante en el ritmo de marcha. Se noto con evidencia en el grupo. Decidimos que cada uno llevara su ritmo para los 900 mts que nos quedaban hasta el refugio. El mas fuerte y el mas decidido a llegar con luz, Evaristo, salio pitando cuesta arriba, detrás los otros cuatro, en grupos de dos. Carlos y Paco en uno y David y yo en el otro. Yo andaba ya un poco tocado de mi rodilla izquierda. La tendinitis no cura a la velocidad que un quiere y aunque pienses que estas bien cuando llega el cansancio se notan mucho mas las taras... La pendiente es relativamente suave hasta que llegas hasta Montaña Blanca. La cumbre queda un poco apartada del camino de ascenso y solo unos metros por encima del sendero. Pero queda de lado cuando ves la pedazo de rampa que hay para alcanzar el refugio que ademas es invisible desde ese punto, tan solo se ve una antena pero que nosotros no supimos identificar desde abajo en ese momento.
Al comenzar las fuertes rampas, Carlos metió el turbo. Metió la reductora y como una bala ascendía hacia el refugio dejándonos a los tres atrás. La noche se echaba encima a toda velocidad. Ya me lo temia yo... Ver que se te va la luz te hace atizarle. Nuestro grupo de tres fue estirándose como una goma. Mi rodilla envuelta en la rodillera que me había puesto funcionaba bastante mejor y me fui distanciando cada vez mas. Hacía paradas para irnos juntando y no quedarnos descolgados ninguno. Pero la noche se echaba, el frío apretaba mucho, aunque afortunadamente no hacía aire. Yo tire ya con decisión hacia arriba, atrás quedaron Paco y David. En cabeza Carlos, al que de vez en cuando veía en alguna revuelta del camino. Mi objetivo paso a ser llegar lo antes posible al refugio, ya solo quedaba un tenue resplandor del atardecer, no me apetecía ya parar mas, ni tan siquiera para coger el frontal que a todas luces se iba a hacer imprescindible. Mi marcha hacía que el terreno entre Carlos y yo se fuera reduciendo. Le daba todo lo que podía, mis piernas protestaban un poco en cada paso remontado los metros de aquel empinado sendero. Tuve que parar sin mas remedio a sacar el frontal. Se había hecho de noche por completo, mira que lo sabia yo...
Los últimos metros hasta el refugio se hicieron largos, no conseguí alcanzar a Carlos y la soledad se notaba en medio de la oscuridad. Ver las luces del refugio me dieron las energías suficientes para apretar el paso un poco y acabar con esos últimos metros. Objetivo conseguido, biennnn. Llegue al refugio sobre las ocho de la tarde, pero ya bien metida la noche. Carlos había llegado hace ya un rato y el tío muy efectivo él, ya había tomado posesión de nuestra habitación. Yo deje mis bártulos me abrigue mas y salí al exterior en espera de Paco y David. En el refugio nos encontramos con unos canarios que nos preguntaron que si el bombero iba con nosotros, el bombero Evaristo, el maquina!!! Les dijimos que si. Estaban flipando, jeje. Nos contaron que el tío había dejado la mochila, había cogido los bastones y la cámara y como alma que lleva el diablo después de preguntar por donde se continuaba hasta la cumbre había salido a toda pastilla corriendo hacía arriba, jajjajaja, alucinaban. Mas cuando les contamos desde donde veníamos!!!
Al poco rato llegaron Paco y David, cansados pero muy contentos de estar ya en el refugio. Para Paco era toda una experiencia. Lleva pocas montañas en sus piernas pero en poco tiempo ha conseguido estar en algunas de las mas interesantes del país. Esta era una de ellas. Y el refugio antesala de lo que sería el día siguiente, haciendo cumbre en mitad de la noche y viendo el amanecer desde las alturas. No tardó demasiado en regresar Evaristo, afortunadamente. Nos preocupo un poco su arranque hacía la cumbre en solitario en medio de la noche y con un frío de espanto. A las diez de la noche el termómetro de pulsera marcaba por debajo de los siete grados, no nos quedamos a comprobar como seguía descendiendo, pero la sensación era de que hacía mas frío realmente.
El refugio como dije al principio deja un poco que desear. Las instalaciones están bien, pero el servicio es pobre, mucho mucho. Mas teniendo en cuenta el precio del mismo. Pero bueno, nos sirvió para cenar lo que porteábamos. Allí nos encontramos con un grupo enorme de guiris que habían recalado en la isla en un buque escuela y habían hecho la "excursión" al Teide. Ocupaban prácticamente todo el refu y claro el salón. Tuvimos que esperar un rato hasta que todos terminaron pero al acabar nos ofrecieron parte de la comida aun sin preparar que les había sobrado. Dimos cuenta de ella sin pestañear. Una vez se fueron, los "nacionales" ocupamos el salón con nuestra charla y nuestras voces, jeje, muy al estilo español, dando la nota.
Charlamos con los pocos canarios que se encontraban en el refugio, y nos contaron que no es que haya mucha afición a la montaña por aquellos lares. Por lo menos eso contaba uno de ellos. También nos lo comentaron en La Laguna. Mucha gente no ha subido en su vida al Teide y lo tienen al lado. La cena no la alargamos mas de lo debido, estábamos cansados y necesitábamos cama. El despertador ya estaba puesto y el reloj seguía haciendo tic-tac. Las cuatro y media llegarían pronto, y no era plan de perder horas de sueño. Así que sin demoras nos metimos en nuestra habitación y todos a sobar. La noche no era clara del todo y el cielo no se mostraba lo majestuoso que nosotros esperábamos. Quizá al amanecer...
Fin del día dos.
Día Tres
El despertador nos arranca de los brazos de Morfeo. Nuestros sueños puestos en la cumbre, tan cercana ya, pero aún envuelta en la oscuridad de la noche. La noche muy clara, ni una nube, y el cielo espectacularmente lleno de puntitos blancos. No nos cuesta arrancar. Prácticamente lo dejamos todo preparado. Nos vestimos con rapidez y nos abrigamos bastante. En exterior el frío es importante. En el comedor casi somos los últimos y eso que hemos madrugado bastante. Pero mejor. El grupazo de marineros ya ha salido y nos deja desayunar con comodidad. Lo hacemos rápidamente no queremos perder la oportunidad de ver la salida del sol desde la cima. Seguramente sea un momento mágico, único, inolvidable. Realmente hace frío en medio de la noche, son las cinco y media y nos ponemos en marcha, ligeros de equipaje esta vez. Hemos dejado las mochilas en el refugio y llevamos solo una pequeña con agua y poco mas. Arrancamos con fuerzas, se nota no llevar peso, las ganas que tenemos de hacer cumbre y de entrar en calor cuanto antes. La velocidad de marcha que nos marcamos hace que poco a poco vayamos adelantando a los mas rezagados del enorme grupo de marineros. Se van quedando como un rosario aparcados en cada curva del sendero. Así poco a poco vamos ascendiendo metros. Rebasamos la estación del teleférico y seguimos las indicaciones que nos guían por el único sendero posible que lleva directo a la cima. El sendero esta perfectamente empedrado y no tiene mas dificultad que remontar el desnivel que presenta. Para muchos parece que demasiado fuerte. Seguimos adelantando a gente. Nuestro grupo va bastante compacto y subimos los cinco a buen paso espoleados por las ganas de llegar.
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Cumbre |
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Cumbre |
El olor a azufre se hace mas que evidente, no nos engañaban cuando nos lo decían. Cuando miro al frente veo que solo tenemos a dos personas delante, al mirar hacia atrás veo que estamos todos, que nos quedan apenas unos metros para alcanzar la cumbre y que la vamos a tomar aún en medio de la noche aunque con las primeras tenues luces despuntando por el horizonte. Los últimos pasos son emocionantes. Muy emocionantes. El reto no parece tan grande visto desde fuera, pero nosotros lo hemos vivido intensamente. Mucho tiempo de preparativos casi dos años, muchos esfuerzos para poder realizarlo, económicos en parte, físicos en muchos casos ya que algunos venimos medio lesionados. Y todo esto nos hace sentirnos triunfales. La montaña nos ha permitido subir, se lo agradecemos. Nos abrazamos dándonos la enhorabuena, compartiendo nuestra satisfacción, nuestro momento de felicidad. La cima es pequeña, unas cuantas rocas de gran tamaño amontonadas. El olor a azufre muy importante. Las fumarolas mas que evidentes con el tremendo frío que hace. Unos cinco bajo cero marca el termómetro, pero hace viento en la cima, no exagerado pero si imposible de aguantar con la piel al aire. Las manos se congelan prácticamente al instante al salir de los guantes para tomar alguna foto. Con la habilidad que nos da la experiencia logramos encontrar un pequeño abrigo que nos libre de la sensación de frío intenso que con facilidad estará entorno a los quince bajo cero. El abrigo es lo suficiente para que el viento no nos golpee y ademas su orientación enfrentada a la salida del sol es inmejorable. Nos agazapamos, nos encojemos para mantener el calor y esperamos el gran momento. Cada vez se ve mas luz.
Los colores que divisamos en el horizonte van apoderándose del negro de la noche y lo transforman en azules intensos, celestes, anaranjados, rojizos, a la espera de la salida del astro rey. De su entrada en escena, de su brillo deslumbrante, de su triunfo frente a la oscuridad. Y nosotros presentes en esa lucha diaria, que se da en cada amanecer. Espectadores privilegiados agazapados en tan majestuoso palco de honor ganado con esfuerzo. Una larga hora estuvimos en la cima. Casi con seguridad de los momentos mas largos pasados en una de ellas. Y disfrutamos tanto!! Seguro que no se olvidará. Que no se perderá en la memoria. Las sensaciones, los compañeros quedaron grabados para siempre. Algunos de ellos ya son compañeros del alma. Llevan tanto compartido que son como hermanos...
Lo que queda por contar es la historia del regreso, de los momentos que creo que todos nos dimos de soledad, de interiorización, de asimilar, y claro de soñar con nuevos proyectos. Yo soñé. Lo hice mientras bajaba de la cumbre y me vi en otro, lugar, en otro tiempo, con un nuevo reto, quizá el definitivo...
El descenso hacia el refugio fue rápido. Cogimos nuestras mochilas, nos hicimos las últimas fotos en el refugio ya a plena luz del día. Y sin mas dilación, caminito de descenso hasta Montaña Blanca. El descenso ya sabéis todos lo duro que es para mi, a pesar de que las mochilas llevaban menos peso, cinco o seis kilos menos, seguían pesando lo suyo. Los novecientos metros de desnivel de bajada del refugio intenté que fueran lo menos costosos posibles. Fue un gran acierto traer botas de trekking mas ligeras, los pies me lo iban agradeciendo a cada paso. Era como llevar zapatillas de deporte. Aquí de nuevo, cada miembro del equipo cogió su propio ritmo de descenso. Nos juntamos en Montaña Blanca, hicimos una breve pausa y enfilamos nuestra marcha camino del Llano de las Brujas. Alcanzamos una vez pasada la zona de los Huevos del Teide, uno de los cruces de caminos que uno se encuentra en el descenso.
En este punto nosotros decidimos que en vez de regresar por el mismo lugar, lo haríamos atravesando el llano en dirección hacia el Centro de Visitantes del Parque Nacional de El Portillo y no en dirección a La Fortaleza, que era por donde entramos al parque el día anterior. Creo también que fue un gran acierto. Aunque en el llano el paisaje es mas o menos homogéneo siempre tiene particularidades si escoges un camino u otro. Este camino, indicado con el numero seis en la red de caminos del parque, atraviesa una zona un poco mas rocosa y el paisaje es bastante bonito. Lo recorres en todo momento con la bella estampa del Teide a tus espaldas, siempre y cuando te dejen las nieblas. A nosotros nos acompañaron durante buena parte del camino, haciendo que las temperaturas fueran bastante bajas. En cuatro horas llegamos al centro de visitantes. Hicimos una pausa y decidimos acercarnos al uno de los bares que hay un poco mas abajo del centro de visitantes a comer algo. Ya no llevábamos nada de víveres para ese día bueno algunos si llevábamos algo aún, pero teníamos ganas de tomar al menos un cerve para celebrarlo.
Estando en el bar tomando ya café para entrar en calor, se metieron las nubes definitivamente y una fina lluvia comenzó a caer. Fue lo justo y necesario para tomar la decisión de descender hasta la Orotaba en bus. No nos apetecía caminar otras tres horas bajo la lluvia y que se nos echara la noche sin saber donde dormir. Con una noche bajo el raso habíamos tenido bastante, no queríamos arriesgar a pasar otra y acabar empapados. En la Orotaba buscamos el bus que nos llevará a La Laguna, lugar que habíamos decidido utilizar para pasar la noche y pasar el domingo haciendo algo de turismo y relajando piernas. En La Laguna nos buscamos una pensión decente donde poder darnos una ducha, dejar los trastos, ir a cenar algo y dar por concluida la jornada y casi la "aventura canaria". El domingo fue como ya he dicho día de turismo por la bella ciudad de La Laguna y día de regreso a la península También de hacer balance.
Todos quedamos satisfechos de esta salida y pusimos las bases para la próxima si es posible el año que viene. Todo se vera. La intención es rebasar nuestros limites y alcanzar alguna de las majestuosas cumbres de los Alpes...
Acabamos de la mejor manera posible...
Soñando montañas...
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