miércoles, 6 de junio de 2012

Senda del Acantilado

El Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate se encuentra situado en una franja costera de acantilado y litoral, al sureste de la provincia de Cádiz, en los municipios de Vejer de la Frontera y Barbate. Su extensión es de 5.077 hectáreas de las que 3.925 son terrestres y 1.152 son marinas. Posee uno de los paisajes más sobresalientes de la costa atlántica gaditana, con impresionantes acantilados de más 100 m. de altura, como los de la Torre del Tajo, y los Caños de Meca, de altura algo menor. En algunos puntos de estos acantilados surgen manantiales de agua potable que vierten en pequeñas caletas, otorgándole una gran riqueza paisajística.

Tipo de marcha: Ida y vuelta
Distancia: 14 Km
Desnivel acumulado: 100 m. de subida + 100 m. de bajada

Inicio de la ruta
La senda que os presento recorre el  Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate siguiendo la linea de acantilados, con unas vistas impresionantes y rodeados de verdes pinares azotados por los fuertes vientos de Levante. Este sendero une Los Caños de Meca con la Playa de la Yerbabuena, en Barbate, atravesando el Parque Natural de un extremo a otro. Su trazado apenas presenta dificultad ya que transcurre en todo momento bordeando el "Tajo de Barbate", un espectacular acantilado casi vertical. Al tratarse de un recorrido lineal, podremos desarrollar el sendero en cualquiera de sus dos sentidos, iniciando la andadura indistintamente en Caños de Meca o en Barbate.

Para iniciar la ruta llegaremos hasta, literalmente no podamos mas con el coche o donde encontremos lugar donde aparcarlo en Caños de Meca. Cabe hacer hincapié en que si decidimos hacer esta ruta en verano, convendrá madrugar para librarnos lo mas posible del calor y para facilitar la labor del aparcamiento. Caños se pone a tope, y mas si cabe los fines de semana.


El inicio de la ruta es sencillo, veremos una portezuela y detrás un panel informativo con los detalles de la ruta y la posición de la Torre del Tajo. La senda se sigue sin dificultad gracias a las balizas que nos vamos a ir encontrando a lo largo del recorrido, con la doble banda de color, en este caso blanco-verde.
Si bien he dicho que el comienzo de la ruta es sencillo, no puedo engañaros, es fácil pero un poco incomodo. La senda al principio discurre por arena como si fuera de playa, sin compactar y nuestras pisadas serán irregulares y un poco cansinas. Pero es un tramo pequeño. Después de unos quince minutos comenzaremos a remontar los cien metros de desnivel de la ruta, esta vez bajo la sombra de los pinos y con una senda mucho mejor, mas compacta. Este pequeño ascenso nos hará entrar en calor, algunas gotas de sudor harán su aparición. Pero no debemos asustarnos, son unos cuantos metros y pasan enseguida. Y si lo tomamos con calma podremos disfrutar del bosque que a nuestra izquierda se desarrolla. Una tupida franja de vegetación en la que podremos observar pinos carrascos, lentiscos, zarzas, madroños, hiedras y durillos.



Sin darnos cuenta en unos cuarenta minutos estaremos aproximadamente en la mitad del recorrido, y nos encontramos con la Torre del Tajo que se eleva majestuosa en su cima, a más de cien metros de altitud sobre las aguas del estrecho. Junto a la Torre del Tajo hallamos un mirador que nos permite divisar el fantástico paisaje que las aguas del mar ha contribuido a crear sobre la costa gaditana. Si dirigimos nuestra vista hacia el sur podemos divisar la ensenada de Barbate que muere en el Cabo de Gracia. Custodiada por las sierras del Retín, Plata y San Bartolomé y, si el día está claro, podremos observar incluso la silueta del continente africano.


La existencia de vegetación y de numerosos salientes, unido a la inaccesibilidad del terreno, ha favorecido el desarrollo de una gran colonia de aves, fundamentalmente, garcillas bueyeras, gaviotas patiamarillas, garcetas  y, en menor cantidad, palomas, grajillas y estorninos negros.


En este punto nos encontraremos con alguna mesa donde poder hacer algún alto y comer algo a la sombra que seguro que nos vendrá bien. Aquí podremos decidir si queremos continuar con la marcha o darnos la vuelta y regresar al punto de partida acortando la ruta para dejarla en siete kilómetros. Si decidimos continuar, a partir de este punto la senda desciende a lo largo de unos tres kilómetros hasta la playa de la Yerbabuena, punto final de la ruta. En la playa si nos hemos llevado el bañador nos podremos dar un baño, sino, podréis hacer como yo. Buscar el sitio menos concurrido y echaros al agua sin ropa, jeje. Recordad que podéis estar todo el tiempo que querais en la playita, pero siempre teniendo en cuenta que hay que regresar y que aproximadamente son dos horas y media.




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